Los escenarios empresariales son divergentes; la forma y flexibilidad con que los enfrentemos generará condiciones para el avance. Una empresa en completa resistencia al cambio pone en riesgo su sostenibilidad.
Para eso es imperioso revisar cuál es nuestro paradigma, desde donde observamos. Hacer una actualización de estado, el cómo, qué y para qué, con qué recursos y estrategias contamos y cuál es la realidad actual de esos recursos.
El abordaje de un momento específico cruza dos variables centrales, la emergencia o evidencia de una necesidad de cambio y el plan de acción que se implementa a propósito de ese requerimiento.
El otro eje transversal es gestionar el cambio de manera coordinada y sistemática con estructura de procesos y procedimientos medibles y observables; dimensionar el impacto, incorporar la nueva información e implementar mejoras asociadas a los requerimientos. Reinventarse en un nuevo estado con un valor agregado y diferenciación continua.
Para esto debo diseñar, planificar y construir. Transitar desde la sobrevivencia a la experiencia del desarrollo y el crecimiento.
Dada la dinámica imperante en estos tiempos, las empresas necesitan dejar su situación actual para llegar a lo que visualizan como el estadio donde podrán seguir siendo competitivas. Para ir desde esta situación de partida hasta la situación deseada, se requiere de la Gestión de Cambios.